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Encuentra turismo de bienestar en Boyacá



El 2020 ha sido un año difícil para el mundo debido a la pandemia y las restricciones que han implementado diferentes gobiernos para prevenir los contagios de COVID-19. Por esa razón, vale la pena mencionar formas en que las personas pueden buscar un espacio de desconexión y bienestar.


Las aguas se consideran termales cuando superan la media de la temperatura ambiente del entorno en que están ubicadas. El Instituto Termal de Paipa, por ejemplo, cuenta con espacios dentro de la clasificación “aguas termales magmáticas y alcalinas”, cuya composición favorece una reacción positiva en el organismo de la persona que se sumerge en ellas.


Las aguas termales magmáticas emergen del magma que está en el centro de la tierra. Además, están compuestas por elementos químicos como el arsénico, boro, bromo, cobre, fósforo y nitrógeno. La característica de “alcalinas” la obtienen debido a que, a diferencia de las ácidas, no contienen sulfuros tóxicos para el ser humano, lo que las hace aptas para sumergirse en ellas.


Dentro de la clasificación de las aguas termales también están las telúricas. A diferencia de las magmáticas, estas carecen de minerales terapéuticos para algunas enfermedades, pero son beneficiosas para la relajación y el descanso.


La composición de las aguas termales magmáticas ayuda a mejorar afecciones de tipo dermatológico como eczemas y psoriasis, algunas patologías pulmonares asociadas a alteraciones en la respiración como asma, mejoran el sistema circulatorio y alivian enfermedades reumáticas como artritis y artrosis.

Tanto en pacientes sanos como enfermos, las aguas magmáticas y telúricas producen sensación de bienestar por la relajación que genera el calor, mejoran el metabolismo al eliminar las toxinas que están depositadas en los músculos y mejoran la calidad circulatoria. Son ideales para todas las patologías osteomusculares y sus beneficios pueden acentuarse con masajes realizados por fisioterapeutas.


Según el doctor Gabriel Reyes Secades, médico especialista en medicina física y rehabilitación, las aguas con temperatura entre 30 y 34 grados centígrados son estimulantes, mejoran la circulación de los órganos internos, activan los cambios metabólicos y ejercen una acción vasodilatadora. Las que oscilan entre 35 y 37 grados tienen una acción terapéutica sedante, y las que superan los 37 combaten las contracciones musculares. Las aguas con temperaturas superiores a los 40 grados deben usarse por poco tiempo y, preferiblemente, bajo supervisión médica.

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Image by Humphrey Muleba
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