Por estas épocas buscar un licor como regalo ideal es una tarea que implica tiempo y trabajo. Si bien, la oferta es amplia y variada, no todas reúnen características como clase, elegancia y exclusividad. Por eso, si necesita una idea que reúna todas ellas, puede optar por regalar un whisky, una de las bebidas más apreciadas por los entusiastas y conocedores de los licores.
Para seleccionar la mejor opción, tenga en cuenta algunas de las siguientes recomendaciones que da Ramón Cardona, especialista en licores y Brand Ambassador de The Glenrothes en Colombia, un whisky escocés Single Malt que llegó recientemente al país:
Olor: Iniciando el recorrido que contempla los sentidos, el olor juega un papel fundamental y es un factor clave, inmediato y fácil para optar o descartar un whisky. Lo recomendable es que de este broten olores a frutas, especias, cereal y madera y no netamente a alcohol porque de ser así este es el indicador de que está en mal estado o no es de buena calidad. El olfato también debe detectar aromas a barrica, señala el experto
Color: Incluyendo otro sentido, los ojos entran en la selección. Es necesario saber que el color depende de la barrica en la que el licor haya envejecido No necesariamente que el whisky sea más oscuro representa mayor añejamiento o mejor calidad. Lo que si es cierto es que al observarlo a la luz, debe resultar limpio, claro y brillante.
Sabor: En seguida, lo ideal es probarlo, el sentido del gusto será de gran ayuda para elegir la mejor opción. Este nunca debe ser anestesiado, al contrario, en la boca deben ser claras las notas afrutadas, además el licor no debe ser irritante para boca ni paladar.
La manera correcta de consumirlo, es tomando un sorbo, dejarlo reposar en la lengua, bañar los costados de la boca, moverlo por toda la lengua para percibir la dulzura en la punta, sus notas amargas y toques de sequedad en la parte posterior y la salinidad en los lados.
Precio: Si bien el precio no define la calidad, más bien se trata de un tema de edad y pureza, debe ser claro que las botellas de 10 a 12 años de añejamiento serán más costosas que las que tienen menos edad. Un tip a tener en cuenta es que si la botella no indica la edad, por ley, mínimo debe tener 3 años. Además, a diferencia del vino, el Whisky no envejece en la botella. Sin importar cuánto tiempo se tenga guardado, siempre tendrá la edad especificada en su envase.
Ahora, ahondando más profundo en el tema, si no hay tiempo para probarlos y olerlos todos, o no está permitido en el lugar de la compra, las etiquetas ayudarán con el trabajo de elegir la mejor opción.
Resalta el experto además, “que conociendo los tipos de whiskys, la elección se facilitará aún más”:
Scoth: Indica que es un whisky proveniente de Escocia, de gran categoría, puro de malta de cebada y elaborado en alambique.
Blended Scotch:Indica que es un licor de cuerpo más ligero proveniente de la mezcla de whisky de grano y whisky de malta, siendo mayor la cantidad de malta en los de mejor calidad.
Blended Malt: Indica que se trata de una mezcla de whisky de malta de dos o más destilerías.
Cask o Natural Cask Strenght: Se trata de una referencia que no ha sido rebajada con agua, por ende, sus sabores son fuertes y cuenta con un alto nivel de alcohol, entre los 50º y los 55º.
Single Cask: Indica un whisky embotellado directamente de la barrica.
Single Malt: Se trata de un whisky de malta de una destilería. Destilado a partir de la fermentación de un cereal malteado, usualmente la cebada o en algunos casos, el centeno.
Straight: Es un whisky elaborado a base de un 51 a 71% de maíz.
Whisky de grano o Grain Whisky: Indica que fue obtenido a partir de la cebada sin maltear.
Whisky de malta o Malt Whisky: Elaborado únicamente a base de malta de cebada, cuenta con calidad notoriamente superior a la de las mezclas.
Double Marrying: Resulta ser más untuoso y suave en boca. Con un proceso de doble envejecimiento.
Hecho este recorrido general, una de las opciones que se encuentra en el mercado, como novedad, es THE GLENROTHES, un whisky escocés que se caracteriza por su cuerpo cremoso y espíritu clásico, conjugados con un sabor que contrasta perfectamente perfiles cítricos, frutas, vainilla e incluso un poco de picante que resulta perfecto en el paladar.
“Finalmente, hay múltiples ofertas y la elección depende de los gustos del consumidor y de si prefiere un whisky suave y untuoso o uno con cuerpo y complejidad aromática, las opciones están a la orden de todos”, concluye Cardona.